En estos momentos en que circunstancias sanitarias nos obligan a quedarnos en casa, una buena iniciativa es optimizar el tiempo trabajando en fortalecer nuestra imagen profesional.
Tanto si ya utilizamos las redes sociales de modo profesional, como si no, esta es una oportunidad de replantear qué es lo que estamos mostrando al público, qué imagen podemos ofrecer y cómo nos pueden percibir nuestros futuros clientes, aprovechando uso de la tecnología para promocionarnos, vender y mantenernos activos laboralmente.
A continuación detallaremos una serie de conceptos y cuestiones básicas factibles de tener en cuenta y poner en práctica a la hora de publicitarnos en el mundo digital.
Puede que nuestro estudio, empresa o desarrollo laboral tenga o no una imagen definida o marca, pero en cualquier caso debemos recordar que esa imagen suele ser la primera aproximación que tendrán nuestros clientes de nosotros como arquitectos y aporta entonces a nuestra definición profesional.
Si esa primera impresión es un logotipo o una identidad gráfica bien constituida, nos percibirán probablemente con mayor expectativa de formalidad y profesionalismo -más allá de nuestras efectivas condiciones personales-, en un mundo en el que el marketing y la forma de mostrar lo que vendemos es sumamente trascendente.
Este será por tanto un primer punto a revalorizar y prestarle atención, ya que tener una buena imagen o percepción de nuestra marca, nos puede ayudar a conseguir más clientes y esto ocurre porque el universo visual digital se ha convertido en uno de los principales lugares de consulta por parte de los usuarios.
Si no contamos con una marca, entonces la imagen será una foto personal, digna de un curriculum vitae. Prolija, con fondo limpio, sin otras personas o elementos recortados, ni mucho menos fondos de vacaciones o viajes. Es necesario que nos mostremos en actitud profesional.
Una sana medida al respecto, es entender que el perfil profesional no debiera mezclarse con el perfil personal y familiar, y la forma en que se presente le dirá a los clientes y empresas quién eres y lo que puedes aportarles.
En un perfil profesional, las publicaciones debieran SIEMPRE -sin excepción-, estar relacionadas con nuestra actividad profesional, ya sea a través de la generación de nuestro propio contenido o la opción de compartir publicaciones que consideremos relevantes o de posible interés para nuestro público.
Los episodios relacionados con otras cuestiones (eventos sociales, proclamas políticas, comentarios humorísticos) no se compartirán en estos ámbitos, por más tentador que sea para obtener más visualizaciones.
Estas observaciones nos llevan a ser prolijos a la hora de generar el contenido y pensar cuidadosamente cuál es la mejor forma de transmitir lo que queremos mostrar.
Si por ejemplo prestamos mayor atención al momento de tomar una foto, y nos detenemos a pensar y organizar qué es lo que queremos mostrar a través de esa imagen, será más fácil generar el contenido de calidad.
Cuántas veces ocurre que, al querer mostrar un avance, un detalle, un aspecto innovador en nuestras obras -la instalación de algún artefacto o el uso de alguna tecnología novedosa- , advertimos al revisar la galería de fotos del celular, que aunque haya muchas, son muy pocas o ninguna las que realmente representan y realzan nuestro trabajo de la forma que pretendemos.
A veces, es mejor no publicar nada en vez de compartir material desprolijo, confuso o que no refleje el potencial de nuestra obra. Si no suma, que al menos que no reste.
Es importante entender las diferencias existentes entre las distintas redes sociales, ya que cada una de ellas adquirió su propia dinámica, tiene diferentes tipos de usuarios y llega a un público diferente, y demanda entonces una manera distinta de comunicarse e interactuar con él.
Al dirigirnos al público, tendremos siempre en cuenta desde el enfoque que proponemos, que se trata de un potencial cliente, más allá del conocimiento personal y de la confianza que nos tengan. Nunca sabemos el alcance que puede llegar a tener nuestro perfil y hay que estar preparados para dar una buena impresión siempre.
A título de ejemplo, resulta poco serio y bastante informal compartir una publicación de una “GRAN OPORTUNIDAD DE DESARROLLO INMOBILIARIO”, seguido de la foto de un asado con amigos, o momentos familiares. Ese contenido, es recomendable reservarlo para nuestro entorno íntimo o de amigos y compartirlo desde el perfil personal.
Si bien actualmente existen muchas y variadas redes sociales, Linkedin, Instagram y Facebook serán seguramente las que utilicemos con más frecuencia, dado su uso masivo y adaptación al proyecto profesional de los arquitectos.
Quien ya utiliza Facebook, seguramente tiene una amplia red de amigos y conocidos a quienes compartirles sus logros profesionales, pero ¿Cuál es la mejor manera de hacerlo?
Lo recomendable al utilizarlo profesionalmente, es crear una “página” en la cual subir todo el contenido laboral, contar de qué se trata nuestro trabajo, mostrar la forma de en qué lo realizamos y los servicios y productos que vendemos.
Al tratarse de una página, ya no sumaremos “amigos” sino “seguidores”. Ese cambio de rol determina un parámetro en el modo de comunicarnos que requiere un perfil profesional.
Para mostrar una determinada publicación a un público definido y aumentar su alcance, Facebook permite “promocionar un anuncio”, con un costo económico variable de acuerdo al tiempo y características.
A diferencia de otras que permiten incorporar diferentes tipos de contenidos, esta es una red social enteramente visual, por lo cual para el área de la arquitectura y urbanismo propone un escenario óptimo para difundir imágenes y videos con la intención de atraer clientes, pudiendo generar una buena vitrina profesional y ampliar los negocios. Ofrece a su vez recursos dedicados especialmente a empresas, que quieren aumentar sus negocios a través de la red social.
Un perfil profesional bien trabajado para arquitectos en Instagram, involucra básicamente 3 tipos de contenido que generan compromiso:
Documentación gráfica de proyectos;
Fotos de proyectos bien producidos;
Videos de proyectos realizados.
Al crear una cuenta en Instagram, se debe tener en cuenta el perfil del arquitecto. No se trata sólo de registrarte y empezar a publicar fotos, videos y textos, sino que es necesario seguir una estrategia de contenidos y obedecer un estándar de publicaciones, que tenga su estilo y exprese claramente la identidad profesional.
Esto implica entre otras acciones, identificarse con un nombre original, fuerte y fácil de memorizar. Lo ideal es utilizar un título que traduzca el área de actuación y apostar a que esté de acuerdo con el estilo de la arquitectura que deseas vender en tus proyectos.
Instagram permite utilizar un perfil para empresas que demanda tener previamente una página activa en Facebook y conectar ambos perfiles.
Es una comunidad social orientada básicamente a los profesionales, las empresas, los negocios y el empleo, que partiendo del perfil de cada usuario, libremente revela su experiencia laboral y destrezas, poniéndolo en contacto cientos de actores, para incrementar las relaciones comerciales y las oportunidades de trabajo.
A diferencia de otras redes, aquí la relación entre los usuarios es de carácter profesional. No existen los “amigos”, ni se tienen “contactos” y cualquiera puede unirse a nuestra red si compartimos un perfil profesional similar.
Su punto de inicio es muy parecido a la confección de un CV -con titulaciones, capacitación profesional, experiencias laborales actuales y pasadas y valores destacados-, que se complementan con publicaciones diversas y conforme a eso comienza a generar una exploración de relaciones y nuevas vinculaciones, funcionando también como una suerte de gran agenda.
Constituye indudablemente una muy completa herramienta de networking, promoción profesional, posicionamiento y oportunidad de empleo.
Las opciones no se agotan acá y existen también: plataformas específicas de arquitectura, en las cuales es posible cargar portfolios, CVs y perfiles profesionales (como ser https://arqa.com/); Pinterest, que por su peculiar formato como el típico “corcho de pared” permite colgar fotos y contenidos multimedia identificados con un 'pin'; Flickr, que es un sitio donde una comunidad virtual de usuarios puede almacenar, ordenar, buscar, vender y compartir fotografías o videos en línea; y otros tantos de menor popularidad o difusión.
Como conclusión, muchos arquitectos encuentran en las redes sociales una oportunidad para darse a conocer profesionalmente o genera contactos con otros colegas que complementen y enriquezcan su trabajo.
A su vez, cada vez son más las empresas e individuos que optan por esos medios a la hora de seleccionar candidatos para vincularse comercialmente.
Este particular momento social es entonces, para quien no lo haya hecho ya, una gran oportunidad de mostrarse y mostrar lo que hacemos, asumiendo el desafío de mejorar a través de las redes la forma en que somos percibidos profesionalmente, lo que es decir, mejorar nuestra marca personal.
Arq. Cynthia LUQUE - CAPBAUNO