Un ARQUITECTO sabrá programar y optimizar los espacios en función de sus necesidades y posibilidades reales.
Actuará como consejero técnico y asesor económico, desde el inicio al final de la obra.
Será el control permanente de la calidad de ejecución.
Compensará ampliamente los honorarios profesionales de su trabajo con su aporte a la mejora de su calidad de vida futura.