La obra clandestina es una arraigada costumbre social para emprender trabajos de construcción, recurriendo sólo a la contratación de mano de obra y dejando de lado condiciones básicas de diseño, contralor, seguridad y el apego a las normativas generales y propias de cada lugar.
No es este un problema nuevo, ni mucho menos característico solamente del Gran La Plata, siendo numerosos los factores que hacen a esta manera peculiar pero extendida de “resolver” el desafío constructivo. Aspectos económicos –como la apariencia de una ecuación más módica-, procedimentales, burocráticos, especulativos, de desconocimiento, de oportunidad o simplemente de apego a una conducta anómica de nuestra sociedad, son algunas de las muchas causas que integran una larga lista.
Este fenómeno -complejo y añoso- no es fácil de analizar, pero si es posible evaluar alternativas de acción desde la esfera municipal, estamento del Estado que detenta el Poder de Policía sobre la construcción, ya que desde el advenimiento de la democracia hasta la fecha las administraciones comunales de diversos espacios políticos -más allá de mejores y peores gestiones- no han podido contrarrestar este endémico problema.
Las consecuencias de la falta de fiscalización mínima están a la vista: descontrol en el crecimiento arquitectónico y urbanístico de la ciudad, incremento de la inseguridad hacia propios y ajenos, menor recaudación ante la elusión de tasas y derechos, o ausencia de equidad entre quienes gestionan conforme a las normas y quienes omiten ese elemental compromiso.
Creemos que ha llegado la hora de asumir la obligación y el desafío que su combate implica y para ello es menester un acuerdo de todo el arco político local, adoptando una verdadera “política de estado” que se sostenga más allá de las vicisitudes y alternancias.
Para tal finalidad, será necesario adoptar paulatinamente decisiones que permitan estructurar áreas operativas lo suficientemente jerarquizadas en número y calificación. En tal entendimiento, la Dirección de Obras Particulares debe asumir un rol preponderante para lo cual es dable imaginar una mayor atención y sustento hacia su desempeño, con la dotación de mejores presupuestos, a fin de tecnificar sus funciones y mejorar su performance.
El financiamiento de este propósito surge naturalmente si se tienen en cuenta los ingresos directamente vinculados a su accionar -tales como los Derechos de Construcción y Tasas de Oficina en diversas gestiones- más allá de evaluar posibles nuevos tributos específicos o incrementos de los actuales.
Por todo lo antedicho, el CAPBAUNO alienta a que este análisis sea seriamente tratado ante el inminente comienzo de un nuevo período institucional, comprometiéndose desde sus posibilidades y atributos de acción que detenta a colaborar y participar activamente para sustentar las iniciativas concretas que se decidieran implementar.
MESA DIRECTIVA CAPBAUNO