El Ejecutivo Municipal del Partido de La Plata, giró para su tratamiento en el Concejo Deliberante un conjunto de Ordenanzas relacionadas con la Planificación del Territorio, que tiene por objeto regularizar y encauzar situaciones ya desbordadas respecto a la normativa vigente y proponer algunos lineamientos particulares de cara al futuro, en línea con los diagnósticos formulados en el marco del Plan Estratégico La Plata 2030.
El proyecto fue elaborado por la Secretaría de Planeamiento Municipal, tiene antecedentes en algunos de los contenidos discutidos en el marco del CUOT -Consejo Único de Ordenamiento Territorial-, y fundamenta sus decisiones en la búsqueda de un modelo de ciudad compacta y multicéntrica, garantizar el acceso universal al hábitat, promover el desarrollo sostenible y resiliente, apuntalar la actividad económica productiva de la Región y enmarcarse dentro de las políticas de modernización administrativa y acceso a la información orientados a la calidad de vida.
Las iniciativas plantean un proyecto particular para zona norte, uno para zona oeste y otro para zona sur -con lineamiento estratégicos diferenciales para cada situación-, y se complementa con el proyecto de recuperación integral ambiental y urbanística de “la cantera” de Av. 514, Av.25 y calle 517, y un proyecto de creación de “área de protección y amortiguación” en torno a la Casa Curutchet.
Más allá de las observaciones específicas que pueden hacerse en cada caso, que dependen también de la óptica técnica o ideológica con que se analice y serán objeto de publicaciones futuras, en esta oportunidad nos parece necesario puntualizar algunas cuestiones generales:
- Los cambios propuestos, más que definir un rumbo futuro, tienden a “regularizar” condiciones ya existentes, absolutamente desmadradas en algunos casos y producto tanto de la imprevisión como de la falta de control durante décadas.
- Las descoordinaciones entre lo normado y la realidad, se produce no solo por “vocación hacia la ilegalidad” de los actores del mercado -que indudablemente existe y debemos combatir con firmeza-, sino también cuando la legislación no acompaña evolutivamente el desarrollo urbano y se adapta a las respuestas y comprobaciones fácticas derivadas de sus postulados originales.
- Para ello, las normativas incorporan sabiamente la obligatoriedad de evaluación y corrección anual de sus contenidos, que nuestros gobernantes –Ejecutivo y Concejo Deliberante de turno responsables en igualdad-, no promueven como correspondería.
- La falta de revisión impone la necesidad de cambios importantes y simultáneos, que dejan secuelas de perjudicados y favorecidos y exigen un complejo proceso de transición y adaptación entre la salida de un marco normativo y la vigencia del nuevo.
- Las propuestas debieran plantearse con objetivos a corto plazo, mediano y largo plazo, probablemente con una secuencia de etapas, que incluya las correspondientes instancias de revisión parcial.
- En las nuevas zonificaciones, será crucial la evolución del tema de los servicios, ya que la sola definición de indicadores para un sector no resuelve su futuro, si la infraestructura y las inversiones del estado y las prestatarias no acompañan el proceso. Es tiempo de descargar la responsabilidad del problema exclusivamente en los particulares y que el estado se involucre más activamente en las condiciones que ofrecen las áreas que pretende se desarrollen.
- Toda Ordenanza demanda la convalidación provincial, donde se verifique su grado de ajuste a las normas que existen por encima de ella, y el incumplimiento de ese paso puede provocar inconsistencias que conspiren a futuro contra los eventuales proyectos de división de la tierra.
- Las decisiones para el ordenamiento territorial encaradas, no deben limitarse a la imposición de nuevas zonificaciones y regulaciones particulares, sino involucrar a las tramitaciones y procesos de aprobación. Los mismos, anclados en prácticas del pasado y lejos de alentar el desarrollo y la inversión, los retrasan o desalientan por una improductiva burocracia, incomprensible en la era de la informática y la modernización del estado.
- La actual coyuntura sanitaria, que derivara en graves dificultades administrativas relacionadas con la atención a los gestionantes, demandará con certeza un especial ejercicio de comprensión de los funcionarios y la aplicación del sentido común para resolver las dificultades.
A modo de conclusión, podemos afirmar que estos cambios son casi forzosos y producto más de la necesidad de encuadrar lo que actualmente se desarrolló fuera de norma, que de la voluntad de ordenamiento a futuro. En sus definiciones son abarcativos de muchas situaciones y por lo tanto -casi sin escapatoria- propensos al error en el detalle. Para ello deben funcionar esta vez los mecanismos de corrección y actualización que la norma contiene, sin esperar otros 10 años para enfrentar traumáticamente todas las adecuaciones en forma simultánea.
A su vez, el éxito de la planificación no depende exclusivamente de un buen trabajo de escritorio -sostenido en la radiografía coyuntural, las propuestas de cambio y la supervisión técnica de lo que efectivamente se formaliza en las presentaciones-, sino también en una presencia proactiva en el territorio, cumpliendo eficazmente con el poder de policía que la ciudadanía le delega al estado, con personal capacitado y dotado con los medios necesarios
Esperamos que nuestra dirigencia local (oficialismo y oposición), hayan aprendido la lección que el tiempo les dio y a futuro fortalezcan las instancias de control -jerarquizando las áreas técnicas con recursos humanos y materiales- y echen mano al trabajo de los organismos de consulta participativa -para con tiempo y debate resolver los cambiantes desafíos que una ciudad como la nuestra demanda-.